Boya aspira a convertir el Aran en provincia antes que en veguería

Boya aspira a convertir el Aran en provincia antes que en veguería

1. • El síndico rechaza que Catalunya, y no España, decida dónde debe integrarse el valle
   
   
2. • Unitat d’Aran deja en suspenso su coalición con el PSC a la espera del trámite de la ley
   

Pleno del Gobierno aranés, la semana pasada en Arròs, sede institucional del Conselh Generau d’Aran. Foto: JOSEP GARCIA

JOSE RICO
BARCELONA

Antes provincia española que veguería catalana. La presión soberanista del Gobierno aranés como respuesta a la ley de veguerías del Ejecutivo catalán toma forma a medida que pasan los días. Tras dejar caer que la independencia es una de las alternativas (quizá la última, pero una de ellas), el síndico del Aran, Francesc Boya, planteó ayer otra que evidencia la desafección del valle hacia el nuevo mapa territorial que quiere dibujar la Generalitat. Boya, diputado del PSC en el Parlament, afirmó que aspirará a convertir al Aran en una provincia si Catalunya insiste en querer integrarlo en la futura veguería del Alt Pirineu. La presión del síndico sobre los socialistas catalanes ha crecido en los últimos días hasta el punto de que el partido de Boya, Unitat d’Aran, flirtea ya con la posibilidad de romper la coalición que le vincula al PSC desde hace 20 años.
Como ejemplo de que la presión del valle hacia Catalunya va en serio, la ejecutiva de los socialistas araneses debatió ayer esa posible desvinculación del PSC. Al final, Unitat d’Aran dio una oportunidad para enmendar la ley en el trámite parlamentario, pero advirtió de que «abre un paréntesis» en la relación entre ambas fuerzas, informa Rosa Matas. Por la mañana, Boya había expuesto sus intenciones de remover cielo y tierra para impedir que el valle forme parte del sistema de veguerías. Si Catalunya va a Madrid para reclamar recursos, financiación y autogobierno, el Aran también acudirá, en este caso para pedir la constitución en «ente uniprovincial». Boya no concretó si ese ente seguiría dentro de Catalunya o fuera de ella, por lo que se deduce de sus palabras que lo que desea es un régimen similar al de las comunidades uniprovinciales (Asturias, Cantabria, Murcia), sin llegar a ser una autonomía.
De hecho, como recordó el síndico en una entrevista en Catalunya Ràdio, el Gobierno español solo reconoce como entes autónomos aquellos que están considerados como provincia. «Es verdad que es una aspiración complicada, difícil, pero creo que desde el punto de vista nacional del Aran también tenemos derecho a soñar», aseguró Boya, en otro dardo envenenado hacia Catalunya, con una dosis de nacionalismo muy similar a la que esta desprende respecto al España. «Lo que no queremos es que la ley catalana nos ponga fronteras, nos cierre el paso a posibles aspiraciones que el país legítimamente pueda tener en el futuro», sostuvo el síndico.

DECISIÓN ESPAÑOLA / Para Boya, Catalunya no tiene ninguna competencia para decidir en qué mapa se inscribe el Vall d’Aran, simple y llanamente porque nunca lo ha decidido a lo largo de la historia. «El valle nunca ha quedado integrado en ninguna división territorial catalana. Quien nos integró fue el Estado a la provincia, en 1833. Por ese motivo, ahora tampoco queremos que sean las leyes catalanas quienes nos integren en la veguería; lo harán las leyes del Estado, en todo caso, pero que no sean las leyes del Parlament», proclamó el también diputado de la Cámara autonómica.
La división provincial del siglo XIX es el cénit de la historia de la identidad aranesa, cuyo origen fijan los historiadores en 1175. Cierto es que en 1411 hubo una unión libre y pactada entre el Aran y Catalunya por razones militares. El mayor apego a España que a Catalunya justifica, pues, las insistentes declaraciones de Boya sobre la necesidad de que el Aran busque en el Congreso lo que no le pueda dar el Parlament. Matizó que no se trata de una reivindicación independentista ni de «un ataque contra nadie», sino que el combate aranés coincide con el catalán. «Y en este combate, Catalunya y Aran tienen que ir de la mano», apostilló el líder aranés.

Ja ho arreglarem, segur. Però hi ha gent que quan s'emprenya no dubta en anar a negociar amb l'enemic comú, i els polítics per tal de treure vots i mantenir la cadira encara més.