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Más tuberculosis que nunca
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Más tuberculosis que nunca
[size=12][b]19 MAY 10 | Análisis publicado en 'The Lancet"
Temen que la bacteria multirresistente a los fármacos se convierta en la dominante. Casi dos millones de personas mueren cada año por esta enfermedad. Con nuevos medicamentos y pruebas diagnósticas se podría reducir un 71% su incidencia.
El Mundo, España
ISABEL F. LANTIGUA
Algunos piensan que es sólo cosa de los países pobres. A otros les suena a antiguo o a recurso literario, porque han leído en alguna novela que uno de los personajes padecía este mal. Y la cruda realidad es que hoy hay en el mundo más tuberculosis que en cualquier otro momento de la historia; que la bacteria responsable mata a un individuo cada 20 segundos; que, de no tomar medidas, 1.000 millones de personas contraerán la enfermedad para 2020; y que España es el segundo país de la UE con más casos, por detrás de Rumanía. Después de décadas ignorando el problema, las autoridades sanitarias han decidido ahora que la situación es verdaderamente grave como para tomársela en serio y se ha propuesto acabar con el patógeno en 2050.
La revista médica 'The Lancet' publica, coincidiendo con la celebración de la Asamblea Mundial de la Salud, un especial sobre esta enfermedad, una de las principales causas de muerte de ciudadanos en edad productiva. Aunque entre 1995 y 2008, gracias a los programas de control, se ha curado a 36 millones de personas y se han evitado seis millones de fallecimientos, aún se registran nueve millones de infecciones al año (más del 80% se engloba en 22 países) y la incidencia desciende a un ritmo inferior al 1% anual. Un progreso del todo insuficiente para lograr la meta fijada.
Según explica el doctor Mario Raviglione, de la iniciativa 'Stop TB' de la Organización Mundial de la Salud (OMS), "uno de los principales problemas para controlar la expansión del bacilo responsable de la tuberculosis es que el 39% de las nuevas infecciones pasan desapercibidas, no se detectan con los sistemas actuales y la cifra sube al 75% cuando el paciente padece también VIH, algo muy común en África".
De los 440.000 casos estimados de tuberculosis multirresistente que se dieron en 2008, sólo se detectó el 7%
La situación se ha visto agravada, además, por la aparición, en los últimos años, de las cepas multirresistentes (MDR TB) y extremadamente resistentes (XDR TB) a los fármacos. De los 440.000 casos de tuberculosis multirresistentes que se estima que hubo en 2008, sólo el 7% se detectó y trató a tiempo. Para Neel R. Gandhi, del Colegio de Medicina Albert Einstein de la Universidad de Yeshiva (Nueva York) "si los países no invierten en el desarrollo de estrategias e instrumentos que puedan contener la MDR TB, esta cepa será la dominante en la próxima década". No sólo la enfermedad es más grave, sino que el tratamiento para curarla debe extenderse un mínimo de 24 meses, frente a los seis que dura la terapia para la tuberculosis normal.
"En Europa, los casos de tuberculosis resistente están aumentando. El 20% de las infecciones por esta cepa que se contabilizan en el mundo se dan en el continente europeo", declara a ELMUNDO.es el doctor Zhenkun Ma, director científico de TB Alliance. Y, los investigadores reconocen que la falta de datos impide conocer la verdadera extensión de esta epidemia resistente, cuya principal vía de transmisión es el aire.
Un cóctel de 13 pastillas diarias
Cuatro fármacos combinados que suman unas 13 pastillas. Es el régimen diario que deben tomar en la actualidad los pacientes con tuberculosis durante, mínimo, seis meses, aunque dependiendo de la cepa la duración del tratamiento puede extenderse hasta los 30 meses. Sobre papel, estas medicinas son eficaces en el 95% de los casos. Pero la complejidad para seguir esta terapia hace que el porcentaje sobre el terreno sea muy inferior.
Los científicos que escriben en la revista médica coinciden en la necesidad de desarrollar nuevos fármacos. En la actualidad hay 10 compuestos en fase de ensayo, pero el proceso de investigar un nuevo medicamento es largo, costoso, arriesgado y poco rentable, por lo que las farmacéuticas no han puesto mucho de su parte hasta el momento, porque no cuentan con incentivos suficientes, según recalca un informe de Médicos Sin Fronteras.
Junto a los fármacos, es imprescindible crear nuevos métodos de diagnóstico, realizar más investigación sobre los biomarcadores que pueden predecir si una persona responderá bien o mal al tratamiento y desarrollar vacunas eficaces -hay 11 candidatas que han entrado en ensayos clínicos-. "Estas tres medidas combinadas podrían reducir la incidencia de la tuberculosis un 71% e, incluso, llegar hasta un 94% si se realizan campañas de vacunación masiva", concluye Stefan Kaufmann, del Instituto Max Planck de Berlín (Alemania). Eso sí, siempre y cuando estos avances vayan acompañados de un fortalecimiento de los sistemas sanitarios en los países más desfavorecidos.
Una amenaza para las mujeres
Los niños, las mujeres y los inmigrantes sufren más que otros colectivos los efectos de la 'Mycobacterium Tuberculosis'. Cada año, 700.000 mujeres mueren por culpa de la tuberculosis, una cifra que supera los fallecimientos causados por complicaciones durante el embarazo y el parto. El acceso al tratamiento es más difícil para ellas, que cuentan con menos recursos económicos, y también sufren más estigma. Como recuerda Ben J Marais, del departamento de Pediatría de la Universidad de Sudáfrica, "padecer tuberculosis durante el embarazo se relaciona con un mayor riesgo de que el bebé tenga bajo peso, que sea prematuro o que se produzca muerte fetal".
Si la mujer tiene tuberculosis durante el embarazo, el bebé tiene más riesgo de sufrir complicaciones
La edad también es un factor importante a la hora de valorar la gravedad de la tuberculosis. Un trabajo del doctor Peter R. Donald, de la Universidad Stellenbosch (Sudáfrica), indica que "la infección por la 'Mycobacterium Tuberculosis' es más grave en los niños que aún no han cumplido los cinco años. Luego viene un periodo de menor riesgo entre los cinco y los 10 años, mientras que la situación se vuelve a complicar en la adolescencia y en la década de los 20".
En cuanto al fenómeno de la inmigración, con 130 millones de personas moviéndose de un país en vías de desarrollo a otro, "estos viajeros se ven afectados de forma desproporcionada por la bacteria", escribe un equipo de la Universidad Emory de Atlanta. "Desafortunadamente, las políticas gubernamentales hacia los inmigrantes han sido contrarias a los esfuerzos por controlar la tuberculosis y reducir el estigma y la marginación. Cada país debería asegurar que, en cualquier lugar, cualquier paciente con tuberculosis tuviera acceso al diagnóstico y el tratamietno. Pero desafortunadamente no ocurre así".
El especial de 'The Lancet' concluye con una llamada a la acción. "Todos los actores deben implicarse en la lucha contra esta enfermedad, que no puede seguir considerándose la hermana olvidada del sida o de la malaria, sino una importante amenaza para la salud".
ENTREVISTA | ZHENKUN MA
'Es un momento histórico en el desarrollo de fármacos contra la tuberculosis'
El doctor Zhenkun Ma, de TB Alliance / ISABEL F. LANTIGUA
MADRID.- La tuberculosis es una de las mayores responsables de muertes en el mundo y la segunda infección mortal, por detrás del VIH. Con todo, los tratamientos para combatirla son del siglo pasado. El doctor Zhenkun Ma, director científico de la Alianza Global para la Tuberculosis (TB Alliance), analiza para ELMUNDO.es la situación de esta enfermedad en el mundo y, sobre todo, el estado de los nuevos fármacos que están en desarrollo.
Pregunta.- ¿Cuál es la actual situación de la tuberculosis en Europa? ¿Y en el resto del mundo?
Respuesta.- En 2008 hubo más de nueve millones de nuevos casos y más de 1,8 millones de muertes. Y la situación va a peor, con el VIH facilitando su expansión y con el incremento y la propagación de las tuberculosis multirresistente (MDR TB) y extremadamente resistente (XDR TB), que es mucho más difícil y mucho más cara de tratar. La tuberculosis perpetúa el ciclo de la pobreza y los países pobres son los que soportan la mayor carga de la enfermedad, especialmente la India, China y los países de África.
En Europa, lo más preocupante es el aumento de casos de MDR TB. La incidencia de la cepa resistente en los países europeos es de las más altas del mundo. En España se detectan 13.000 nuevas infecciones de tuberculosis cada año, lo que la convierte en el segundo país de la UE más afectado, por detrás de Rumanía. Sin nuevos fármacos ni medidas adecuadas, entre los años 2000 y 2020, 200 millones de personas enfermarán y 35 millones morirán en el mundo, según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
P.- La vacuna actual no es muy eficaz. El tratamiento y la prueba diagnóstica son muy antiguos. ¿Por qué la investigación es tan lenta en este caso?
R.- Es cierto que ha habido muy poco progreso en este campo. No se ha producido ningún fármaco nuevo en 40 años e, incluso hasta hace una década, ni siquiera había ninguno en desarrollo. Como la tuberculosis afecta sobre todo a aquellos países con menos dinero, no hay incentivos para que las compañías farmacéuticas inviertan contra esta enfermedad. Sin embargo, el establecimiento de consorcios público-privados, como la TB Alliance, han permitido un rápido progreso. Con el apoyo de la Fundación Gates y de varios gobiernos, se ha creado la mayor cartera de fármacos contra la tuberculosis de la historia y se ha animado a las farmacéuticas y otras instituciones a implicarse en esta lucha. Nos encontramos en un momento histórico, con 10 compuestos en varias fases de desarrollo que ofrecen una esperanza real para sustituir el tratamiento actual.
P.- ¿En qué consisten los nuevos tratamientos que están investigándose?
R.- La terapia actual es vieja e inadecuada para hacer frente al actual problema de la tuberculosis en el mundo. Los pacientes deben tomar unas 13 pastillas al día entre seis y 30 meses, lo que lo convierte en un régimen muy difícil de seguir. Además, el actual tratamiento no puede administrarse junto a los fármacos antirretrovirales. Esto es un grave problema, dado que un tercio de la gente que vive con sida también está infectada con la tuberculosis. Actualmente tenemos 20 proyectos en desarrollo y tres fármacos ya en ensayos clínicos. El más avanzado es el moxifloxacin, en fase III, que está siendo estudiado para ver si en combinación con otros cuatro medicamentos reduce de seis a cuatro meses el tiempo de la terapia. Otros productos, en fase II, son el PA-824 y el TMC-207 y forman parte de una nueva clase de compuestos que están siendo analizados para valorar su eficacia y su capacidad para eliminar las resistencias. La mayoría de los productos de nuestra cartera pertenecen a nuevas clases de fármacos, que podrían llegar a formar parte de un régimen terapéutico revolucionario contra la tuberculosis.
P.- ¿Cómo es el proceso para desarrollar un nuevo fármaco? ¿Cómo se eligen los componentes?
R.- Hay muchos factores a la hora de apostar por un producto. Entre ellos, que sea un fármaco con un nuevo mecanismo de acción, que tenga el potencial de acortar la duración del tratamiento, que sea compatible con los medicamentos utilizados para tratar el sida, que sea asequible y que se pueda tomar una vez diaria de forma oral.
P.- ¿Y qué hay de las vacunas? ¿Conoce las investigaciones que se están realizando en España sobre este tema?
R.- Conozco algunas iniciativas españolas, como la que está llevando a cabo la Universidad de Zaragoza y el Centro de Investigación de Salud Internacional de Barcelona (CRESIB), y Archivel, una compañía que tiene una candidata en una fase muy preliminar. También Aeras, un consorcio sin ánimo de lucro para el desarrollo de productos, se dedica a la investigación de nuevas vacunas para la tuberculosis. Lo único que puedo afirmar es que la combinación de nuevos fármacos, vacunas y métodos diagnósticos reducirían la incidencia de la enfermedad un 71% para 2050.
P.- ¿Cómo se puede hacer frente a las cepas multirresistentes y extremadamente resistentes?
R.- Lo que ha ocurrido es que demasiado a menudo los pacientes con tuberculosis han dejado de tomar los fármacos antes de finalizar el tratamiento, lo que ha favorecido la aparición de resistencias. Cada vez que esto pasa, el tratamiento pierde eficacia y provoca más efectos secundarios. La tuberculosis resistente fue originariamente un fenómeno que producía el propio paciente, pero ahora se transmite de la misma forma que la cepa tradicional, a través del aire y la respiración de un individuo infectado. Sólo el año pasado hubo más de medio millón de casos de MDR y XDR TB globalmente. Con la rápida propagación de estas cepas, el desarrollo de un régimen farmacológico más sencillo eficaz no es sólo una opción sino un imperativo de salud pública.
Acortar el tratamiento tendría un extraordinario impacto en los pacientes y los sistemas de salud, ya que facilitaría mucho la adherencia y, por tanto, reduciría la aparición de cepas resistentes. Pero lograr esto requerirá superar antes muchos retos.
P.- ¿Cuáles son estos retos?
R.- El más importante es movilizar todos los recursos necesarios para sacar adelante los nuevos fármacos. Los gobiernos de todo el mundo tienen la responsabilidad de invertir en el desarrollo de estos medicamentos para frenar la propagación de esta mortífera enfermedad.
Temen que la bacteria multirresistente a los fármacos se convierta en la dominante. Casi dos millones de personas mueren cada año por esta enfermedad. Con nuevos medicamentos y pruebas diagnósticas se podría reducir un 71% su incidencia.
El Mundo, España
ISABEL F. LANTIGUA
Algunos piensan que es sólo cosa de los países pobres. A otros les suena a antiguo o a recurso literario, porque han leído en alguna novela que uno de los personajes padecía este mal. Y la cruda realidad es que hoy hay en el mundo más tuberculosis que en cualquier otro momento de la historia; que la bacteria responsable mata a un individuo cada 20 segundos; que, de no tomar medidas, 1.000 millones de personas contraerán la enfermedad para 2020; y que España es el segundo país de la UE con más casos, por detrás de Rumanía. Después de décadas ignorando el problema, las autoridades sanitarias han decidido ahora que la situación es verdaderamente grave como para tomársela en serio y se ha propuesto acabar con el patógeno en 2050.
La revista médica 'The Lancet' publica, coincidiendo con la celebración de la Asamblea Mundial de la Salud, un especial sobre esta enfermedad, una de las principales causas de muerte de ciudadanos en edad productiva. Aunque entre 1995 y 2008, gracias a los programas de control, se ha curado a 36 millones de personas y se han evitado seis millones de fallecimientos, aún se registran nueve millones de infecciones al año (más del 80% se engloba en 22 países) y la incidencia desciende a un ritmo inferior al 1% anual. Un progreso del todo insuficiente para lograr la meta fijada.
Según explica el doctor Mario Raviglione, de la iniciativa 'Stop TB' de la Organización Mundial de la Salud (OMS), "uno de los principales problemas para controlar la expansión del bacilo responsable de la tuberculosis es que el 39% de las nuevas infecciones pasan desapercibidas, no se detectan con los sistemas actuales y la cifra sube al 75% cuando el paciente padece también VIH, algo muy común en África".
De los 440.000 casos estimados de tuberculosis multirresistente que se dieron en 2008, sólo se detectó el 7%
La situación se ha visto agravada, además, por la aparición, en los últimos años, de las cepas multirresistentes (MDR TB) y extremadamente resistentes (XDR TB) a los fármacos. De los 440.000 casos de tuberculosis multirresistentes que se estima que hubo en 2008, sólo el 7% se detectó y trató a tiempo. Para Neel R. Gandhi, del Colegio de Medicina Albert Einstein de la Universidad de Yeshiva (Nueva York) "si los países no invierten en el desarrollo de estrategias e instrumentos que puedan contener la MDR TB, esta cepa será la dominante en la próxima década". No sólo la enfermedad es más grave, sino que el tratamiento para curarla debe extenderse un mínimo de 24 meses, frente a los seis que dura la terapia para la tuberculosis normal.
"En Europa, los casos de tuberculosis resistente están aumentando. El 20% de las infecciones por esta cepa que se contabilizan en el mundo se dan en el continente europeo", declara a ELMUNDO.es el doctor Zhenkun Ma, director científico de TB Alliance. Y, los investigadores reconocen que la falta de datos impide conocer la verdadera extensión de esta epidemia resistente, cuya principal vía de transmisión es el aire.
Un cóctel de 13 pastillas diarias
Cuatro fármacos combinados que suman unas 13 pastillas. Es el régimen diario que deben tomar en la actualidad los pacientes con tuberculosis durante, mínimo, seis meses, aunque dependiendo de la cepa la duración del tratamiento puede extenderse hasta los 30 meses. Sobre papel, estas medicinas son eficaces en el 95% de los casos. Pero la complejidad para seguir esta terapia hace que el porcentaje sobre el terreno sea muy inferior.
Los científicos que escriben en la revista médica coinciden en la necesidad de desarrollar nuevos fármacos. En la actualidad hay 10 compuestos en fase de ensayo, pero el proceso de investigar un nuevo medicamento es largo, costoso, arriesgado y poco rentable, por lo que las farmacéuticas no han puesto mucho de su parte hasta el momento, porque no cuentan con incentivos suficientes, según recalca un informe de Médicos Sin Fronteras.
Junto a los fármacos, es imprescindible crear nuevos métodos de diagnóstico, realizar más investigación sobre los biomarcadores que pueden predecir si una persona responderá bien o mal al tratamiento y desarrollar vacunas eficaces -hay 11 candidatas que han entrado en ensayos clínicos-. "Estas tres medidas combinadas podrían reducir la incidencia de la tuberculosis un 71% e, incluso, llegar hasta un 94% si se realizan campañas de vacunación masiva", concluye Stefan Kaufmann, del Instituto Max Planck de Berlín (Alemania). Eso sí, siempre y cuando estos avances vayan acompañados de un fortalecimiento de los sistemas sanitarios en los países más desfavorecidos.
Una amenaza para las mujeres
Los niños, las mujeres y los inmigrantes sufren más que otros colectivos los efectos de la 'Mycobacterium Tuberculosis'. Cada año, 700.000 mujeres mueren por culpa de la tuberculosis, una cifra que supera los fallecimientos causados por complicaciones durante el embarazo y el parto. El acceso al tratamiento es más difícil para ellas, que cuentan con menos recursos económicos, y también sufren más estigma. Como recuerda Ben J Marais, del departamento de Pediatría de la Universidad de Sudáfrica, "padecer tuberculosis durante el embarazo se relaciona con un mayor riesgo de que el bebé tenga bajo peso, que sea prematuro o que se produzca muerte fetal".
Si la mujer tiene tuberculosis durante el embarazo, el bebé tiene más riesgo de sufrir complicaciones
La edad también es un factor importante a la hora de valorar la gravedad de la tuberculosis. Un trabajo del doctor Peter R. Donald, de la Universidad Stellenbosch (Sudáfrica), indica que "la infección por la 'Mycobacterium Tuberculosis' es más grave en los niños que aún no han cumplido los cinco años. Luego viene un periodo de menor riesgo entre los cinco y los 10 años, mientras que la situación se vuelve a complicar en la adolescencia y en la década de los 20".
En cuanto al fenómeno de la inmigración, con 130 millones de personas moviéndose de un país en vías de desarrollo a otro, "estos viajeros se ven afectados de forma desproporcionada por la bacteria", escribe un equipo de la Universidad Emory de Atlanta. "Desafortunadamente, las políticas gubernamentales hacia los inmigrantes han sido contrarias a los esfuerzos por controlar la tuberculosis y reducir el estigma y la marginación. Cada país debería asegurar que, en cualquier lugar, cualquier paciente con tuberculosis tuviera acceso al diagnóstico y el tratamietno. Pero desafortunadamente no ocurre así".
El especial de 'The Lancet' concluye con una llamada a la acción. "Todos los actores deben implicarse en la lucha contra esta enfermedad, que no puede seguir considerándose la hermana olvidada del sida o de la malaria, sino una importante amenaza para la salud".
ENTREVISTA | ZHENKUN MA
'Es un momento histórico en el desarrollo de fármacos contra la tuberculosis'
El doctor Zhenkun Ma, de TB Alliance / ISABEL F. LANTIGUA
MADRID.- La tuberculosis es una de las mayores responsables de muertes en el mundo y la segunda infección mortal, por detrás del VIH. Con todo, los tratamientos para combatirla son del siglo pasado. El doctor Zhenkun Ma, director científico de la Alianza Global para la Tuberculosis (TB Alliance), analiza para ELMUNDO.es la situación de esta enfermedad en el mundo y, sobre todo, el estado de los nuevos fármacos que están en desarrollo.
Pregunta.- ¿Cuál es la actual situación de la tuberculosis en Europa? ¿Y en el resto del mundo?
Respuesta.- En 2008 hubo más de nueve millones de nuevos casos y más de 1,8 millones de muertes. Y la situación va a peor, con el VIH facilitando su expansión y con el incremento y la propagación de las tuberculosis multirresistente (MDR TB) y extremadamente resistente (XDR TB), que es mucho más difícil y mucho más cara de tratar. La tuberculosis perpetúa el ciclo de la pobreza y los países pobres son los que soportan la mayor carga de la enfermedad, especialmente la India, China y los países de África.
En Europa, lo más preocupante es el aumento de casos de MDR TB. La incidencia de la cepa resistente en los países europeos es de las más altas del mundo. En España se detectan 13.000 nuevas infecciones de tuberculosis cada año, lo que la convierte en el segundo país de la UE más afectado, por detrás de Rumanía. Sin nuevos fármacos ni medidas adecuadas, entre los años 2000 y 2020, 200 millones de personas enfermarán y 35 millones morirán en el mundo, según las estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
P.- La vacuna actual no es muy eficaz. El tratamiento y la prueba diagnóstica son muy antiguos. ¿Por qué la investigación es tan lenta en este caso?
R.- Es cierto que ha habido muy poco progreso en este campo. No se ha producido ningún fármaco nuevo en 40 años e, incluso hasta hace una década, ni siquiera había ninguno en desarrollo. Como la tuberculosis afecta sobre todo a aquellos países con menos dinero, no hay incentivos para que las compañías farmacéuticas inviertan contra esta enfermedad. Sin embargo, el establecimiento de consorcios público-privados, como la TB Alliance, han permitido un rápido progreso. Con el apoyo de la Fundación Gates y de varios gobiernos, se ha creado la mayor cartera de fármacos contra la tuberculosis de la historia y se ha animado a las farmacéuticas y otras instituciones a implicarse en esta lucha. Nos encontramos en un momento histórico, con 10 compuestos en varias fases de desarrollo que ofrecen una esperanza real para sustituir el tratamiento actual.
P.- ¿En qué consisten los nuevos tratamientos que están investigándose?
R.- La terapia actual es vieja e inadecuada para hacer frente al actual problema de la tuberculosis en el mundo. Los pacientes deben tomar unas 13 pastillas al día entre seis y 30 meses, lo que lo convierte en un régimen muy difícil de seguir. Además, el actual tratamiento no puede administrarse junto a los fármacos antirretrovirales. Esto es un grave problema, dado que un tercio de la gente que vive con sida también está infectada con la tuberculosis. Actualmente tenemos 20 proyectos en desarrollo y tres fármacos ya en ensayos clínicos. El más avanzado es el moxifloxacin, en fase III, que está siendo estudiado para ver si en combinación con otros cuatro medicamentos reduce de seis a cuatro meses el tiempo de la terapia. Otros productos, en fase II, son el PA-824 y el TMC-207 y forman parte de una nueva clase de compuestos que están siendo analizados para valorar su eficacia y su capacidad para eliminar las resistencias. La mayoría de los productos de nuestra cartera pertenecen a nuevas clases de fármacos, que podrían llegar a formar parte de un régimen terapéutico revolucionario contra la tuberculosis.
P.- ¿Cómo es el proceso para desarrollar un nuevo fármaco? ¿Cómo se eligen los componentes?
R.- Hay muchos factores a la hora de apostar por un producto. Entre ellos, que sea un fármaco con un nuevo mecanismo de acción, que tenga el potencial de acortar la duración del tratamiento, que sea compatible con los medicamentos utilizados para tratar el sida, que sea asequible y que se pueda tomar una vez diaria de forma oral.
P.- ¿Y qué hay de las vacunas? ¿Conoce las investigaciones que se están realizando en España sobre este tema?
R.- Conozco algunas iniciativas españolas, como la que está llevando a cabo la Universidad de Zaragoza y el Centro de Investigación de Salud Internacional de Barcelona (CRESIB), y Archivel, una compañía que tiene una candidata en una fase muy preliminar. También Aeras, un consorcio sin ánimo de lucro para el desarrollo de productos, se dedica a la investigación de nuevas vacunas para la tuberculosis. Lo único que puedo afirmar es que la combinación de nuevos fármacos, vacunas y métodos diagnósticos reducirían la incidencia de la enfermedad un 71% para 2050.
P.- ¿Cómo se puede hacer frente a las cepas multirresistentes y extremadamente resistentes?
R.- Lo que ha ocurrido es que demasiado a menudo los pacientes con tuberculosis han dejado de tomar los fármacos antes de finalizar el tratamiento, lo que ha favorecido la aparición de resistencias. Cada vez que esto pasa, el tratamiento pierde eficacia y provoca más efectos secundarios. La tuberculosis resistente fue originariamente un fenómeno que producía el propio paciente, pero ahora se transmite de la misma forma que la cepa tradicional, a través del aire y la respiración de un individuo infectado. Sólo el año pasado hubo más de medio millón de casos de MDR y XDR TB globalmente. Con la rápida propagación de estas cepas, el desarrollo de un régimen farmacológico más sencillo eficaz no es sólo una opción sino un imperativo de salud pública.
Acortar el tratamiento tendría un extraordinario impacto en los pacientes y los sistemas de salud, ya que facilitaría mucho la adherencia y, por tanto, reduciría la aparición de cepas resistentes. Pero lograr esto requerirá superar antes muchos retos.
P.- ¿Cuáles son estos retos?
R.- El más importante es movilizar todos los recursos necesarios para sacar adelante los nuevos fármacos. Los gobiernos de todo el mundo tienen la responsabilidad de invertir en el desarrollo de estos medicamentos para frenar la propagación de esta mortífera enfermedad.
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